Los dos acusados por el brote de legionella registrado durante el verano de 2009 en el Hotel Macarena de la capital hispalense que se saldó con cinco fallecidos  y otros 14 afectados a causa de esta bacteria han aceptado este lunes (16 de enero de 2017) la condena propuesta para evitar su juicio, según han informado a Europa Press fuentes judiciales.

En este sentido, las mismas fuentes han precisado que el juicio por estos hechos estaba previsto para este lunes 16 de enero en el Juzgado de lo Penal número 3 de Sevilla, pero finalmente no se ha celebrado tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre la Fiscalía, que inicialmente pedía para cada imputado hasta cuatro años de prisión, los abogados de las víctimas y las defensas de los propios acusados.

Así, tanto el responsable de mantenimiento de la cadena Sol Meliá en la zona suroccidental, identificado como A.V.M., como la directora gerente de la empresa especializada en legionella Sick Building Syndrome Lab. S.L. que fue contratada por el hotel, que responde a las siglas M.E.T.B., han aceptado una condena consistente en una multa y el pago de indemnizaciones por las compañías aseguradoras.

El acuerdo incluye que la compañía aseguradora indemnice por daños y perjuicios a cada una de las víctimas, de manera que pagará 149.000 euros a las familias de cada uno de los fallecidos, mientras que los lesionados recibirán cantidades que alcanzan en algunos casos los 40.000 euros, han indicado las fuentes consultadas.

Los hechos

En su escrito de acusación, el Ministerio Público considera probado que el origen del brote de legionella que dio lugar a diversas muertes y lesiones, estaba en las torres de refrigeración del hotel, por lo que la Delegación Provincial de Salud abrió el oportuno expediente sancionador.

En este expediente, «se comprobaron graves irregularidades que ponen de manifiesto una falta absoluta de cuidado y de mantenimiento en las torres de refrigeración del hotel y que dieron lugar al fatal desenlace de varios fallecidos y personas lesionadas por la legionella» (a pesar de que existía una empresa contratada para llevar la limpieza y desinfección y se encargaba de realizar las analíticas), dice el fiscal, que indica que, además, el personal de mantenimiento del hotel «no tenía formación alguna en la materia».

Así, el personal del hotel destinado a mantenimiento «carecía del referido curso homologado» y, por tanto, «carecía de los más elementales conocimientos para el adecuado mantenimiento de las torres “.

“Además se superaron cinco veces la conductividad eléctrica y aeróbicos totales», y el mantenimiento y estado en el que se encontraban las torres «era muy deficiente».

«Esta situación vino dada ante la falta de cuidado y diligencia en el control, supervisión y seguimiento» que tenían encomendados el director del hotel y el responsable de área de la zona de Sol Meliá, que «en momento alguno adoptaron medidas para garantizar que el personal a su servicio tuviese la cualificación requerida legalmente», entre otros aspectos.